Tenemos nuestras propias plantaciones cultivados de forma 100% tradicional, sin pesticidas, garantizando un fantástico producto final lleno de sabor.
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En nuestra planta de envasado cuidamos el proceso para conseguir mantener el excelente sabor de las hortalizas que nosotros mismos cultivamos.
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Nuestros cultivos garantizan una agricultura sana y alimentos saludables para hoy y para mañana, ya que protege el suelo, el agua y el clima, promoviendo la biodiversidad. No contamina el medio ambiente con agroquímicos ni con cultivos transgénicos.
El suelo asume una importancia vital y no es un mero soporte de las plantas, sino un complejo entramado de vida que se debe potenciar y mimar. Es el único método de agricultura que busca armonizar el funcionamiento de los sistemas naturales con los intereses del ser humano consiguiendo alimentos saludables con rendimientos sostenibles y asegurando la conservación de los recursos naturales, la salud de las personas y contribuye a paliar los efectos del calentamiento global.
¿En qué se basa la agricultura tradicional sin pesticidas?
BIODIVERSIDAD
Se cultiva una combinación de diferentes cultivos y variedades de plantas (asociación de cultivos) en el mismo campo, huyendo de los monocultivos que se utilizan en la agricultura industrial. De esta manera se consiguen muchas sinergias entre cultivos.
La diversidad biológica agrícola incrementa la resistencia de las plantas al cambio climático. Se ha demostrado científicamente que, tanto en la naturaleza como en la agricultura, la biodiversidad ofrece una póliza de seguro natural contra los fenómenos climáticos extremos.
Potenciar la biodiversidad natural, plantas silvestres, insectos beneficiosos, depredadores... es otra forma de garantizar un equilibrio fundamental para la explotación agrícola.
NO EMPLEO DE PRODUCTOS QUÍMICOS
El control de plagas se realiza de forma natural mediante la potenciación de los sistemas naturales de control, por ejemplo mediante la introducción de insectos beneficiosos y pájaros que se alimentan de las plagas y de plantas que repelen a las plagas y atraen a los insectos beneficiosos. No está permitido el uso de productos químicos peligrosos ni el uso de transgénicos.
Los abonos naturales también son claves para la agricultura ecológica. Un suelo fértil se consigue con abonos verdes mediante, por ejemplo, el cultivo de leguminosas. La incorporación de estiércol animal y compost también enriquecen el suelo. Éstas son sólo algunas de las maneras de aumentar la materia orgánica y la fertilidad del suelo sin fertilizantes sintéticos. El uso de abonos naturales permite también un ahorro para los agricultores, y además elimina la necesidad de insumos artificiales. Con los abonos naturales, el suelo es rico en materia orgánica, más capaz de retener el agua, y permite una mejor protección contra la erosión. No está permitido el uso de fertilizantes químicos.
EL TRABAJO DE LA TIERRA
El suelo es el gran protagonista, se le trata como lo que es: un ente vivo muy complejo, respetando la infinidad de organismos que lo conforman, trabajando para mantener la fertilidad. Para ello es básico efectuar el mínimo laboreo posible, incluso ninguno en algunos casos, para no alterar su complejidad intrínseca y no perder las capas (horizontes) con mayor cantidad de materia orgánica.
Otro de los puntos básicos en la agricultura ecológica es la rotación de cultivos para que el suelo no se empobrezca, al contrario, se enriquezca, y para evitar el aparecimiento de plagas.
BENEFICIOS
Todo esto nos permite producir los alimentos necesarios para alimentarse. Este tipo de agricultura favorece un futuro con una agricultura respetuosa y alimentos saludable para todas las personas. Los alimentos cultivados de forma ecológica tienen mejor sabor y son más sanos. Estudios recientes, demuestran que las fresas cultivadas ecológicamente son más dulces que las producidas de forma convencional. La variedad ecológica también contiene un 10% más de antioxidantes, relacionados con la prevención de muchas enfermedades.
En términos económicos, este método de agricultura moderna conduce a mayores rendimientos de los cultivos. A nivel mundial, la agricultura ecológica puede producir un promedio de aproximadamente 30% más alimentos por hectárea que la agricultura convencional. En los países en desarrollo, la agricultura ecológica puede producir aproximadamente un 80% más de alimentos por hectárea. Al no emplear insumos químicos sintéticos que además, son muy contaminantes, se produce un ahorro muy importante para los agricultores.
También, supone la mejor forma de mitigar los efectos del cambio climático y ayudar a la población mundial a adaptarse a los cambios que supone el calentamiento global.
Suelo más fértil: Un estudio que se llevó a cabo durante 21 años en explotaciones europeas mostró que los abonos ecológicos ofrecen una mejor estabilidad del suelo, mayor fertilidad, y una mayor biodiversidad (incluyendo las lombrices de tierra y más microorganismos) que los suelos fertilizados sintéticamente.
Fertilizantes sostenibles: Un meta-análisis de los datos de 77 estudios publicados sugiere que las leguminosas usadas como abonos verdes pueden proporcionar suficiente nitrógeno para reemplazar toda la cantidad de nitrógeno sintético actualmente en uso sin pérdidas en la producción de alimentos.
Resistencia a las plagas: Los científicos y los agricultores de Yunnan, China, utilizan la agricultura ecológica para revertir el "añublo del arroz", un hongo que es la primera causa de enfermedad en las plantas de arroz. Se mezclaron variedades de arroz susceptibles a enfermedades con otras resistentes alcanzando un rendimiento superior al 89%. Además la incidencia de la enfermedad fue un 94% menor en comparación con la verificada en monocultivo convencional.